
El verano puede ser precioso, pero también sofocante. Cuando se superan los 35 grados a la sombra y el asfalto parece derretirse bajo los pies, no es raro que, como madres y padres, surjan dudas: ¿y si mi peque tiene demasiado calor? ¿Cómo sé si está bien? ¿Qué puedo hacer para que esté cómodo sin pasar frío ni calor?
En El Mundo de Mozart, lo vivimos con muchas familias cada año. Por eso, hemos preparado esta guía pensada para vosotras y vosotros, que queréis lo mejor para vuestros hijos e hijas, también en verano.
Aquí encontraréis consejos sencillos, señales a las que prestar atención y ejemplos prácticos que usamos en nuestra escuela infantil para proteger a los más pequeños y pequeñas del calor madrileño.
¿Por qué el calor puede ser peligroso para los bebés?
Los adultos podemos quitarnos capas, movernos a la sombra o decidir cuándo beber agua. Pero un bebé depende por completo de quienes le cuidan. Por eso, es fundamental que sepamos cómo afecta el calor a su organismo y qué podemos hacer para evitar riesgos como la deshidratación, los golpes de calor o el malestar general.
La termorregulación en la primera infancia
Los bebés, especialmente durante sus primeros meses, todavía no han desarrollado del todo su capacidad para regular la temperatura corporal. Esto significa que pueden enfriarse o recalentarse mucho más rápido que una persona adulta. Además, su piel es más fina y sus glándulas sudoríparas aún no funcionan como deberían.
¿Por qué los bebés no regulan bien su temperatura?
Cuando hace calor, sudamos para refrescar el cuerpo. Pero los bebés sudan muy poco, y muchas veces ni siquiera lo notamos. Esto dificulta que su cuerpo se enfríe por sí solo. Además, no pueden decirnos si se sienten incómodos, lo que nos obliga a estar muy atentos a sus señales.
Síntomas de golpe de calor en bebés
Algunas señales de alerta que debéis tener en cuenta son:
- Piel muy caliente al tacto, incluso en zonas cubiertas.
- Irritabilidad o llanto persistente sin causa aparente.
- Somnolencia excesiva o dificultad para despertarle.
- Respiración rápida o piel enrojecida.
Ante cualquiera de estos síntomas, es esencial actuar con rapidez: llevar al bebé a un lugar fresco, quitarle ropa innecesaria y ofrecer líquidos si ya puede tomarlos.
¿Cómo cuidar a un bebé en tiempo de calor?
Durante los meses más calurosos, las rutinas y cuidados que ofrecemos a nuestros hijos e hijas deben adaptarse a las nuevas condiciones. No se trata de hacer grandes cambios, sino de observar y ajustar.
A continuación, te compartimos algunas claves esenciales que aplicamos también en El Mundo de Mozart.
Hidratación constante: mucho más que agua
Aunque suene obvio, el primer consejo no puede ser otro: mantener una buena hidratación. Pero esto no siempre significa solo dar agua, especialmente si vuestro bebé aún no ha comenzado la alimentación complementaria.
Alimentos refrescantes y saludables para bebés de 6 meses en adelante
A partir de los seis meses, podéis ofrecer alimentos con alto contenido de agua: purés de frutas frescas como melón, sandía o pera, yogures naturales o verduras cocidas como calabacín y pepino. En nuestra escuela, adaptamos los menús en verano para que sean más ligeros y fáciles de digerir.
Lactancia materna y fórmula: cómo ofrecerlas en días calurosos
Si vuestro bebé aún se alimenta exclusivamente de leche, ya sea materna o de fórmula, no es necesario ofrecer agua extra (salvo indicación pediátrica). Lo que sí podéis hacer es ofrecer tomas más frecuentes.
Evita la exposición solar directa del bebé
Evitar la exposición directa al sol, buscar espacios bien ventilados y evitar paseos en las horas punta (entre las 12 y las 17 h) son normas básicas que nunca está de más recordar.
Ventilación, sombra y texturas frescas
En casa o en la escuela, usamos ventiladores o aires acondicionados (nunca directamente sobre el bebé), bajamos persianas en las horas de más sol, y vestimos a los pequeños y pequeñas con tejidos naturales como el algodón, que permiten que la piel respire.

¿Cómo abrigar a un bebé cuando hace calor? Guía de vestimenta ideal
Una de las preguntas más frecuentes que recibimos de madres y padres, especialmente en primavera y verano, es: ¿Y si se me enfría? ¿No irá demasiado destapado? Es completamente natural preocuparse.
El mito de “los bebés siempre tienen frío”
Durante generaciones, hemos escuchado frases como “cúbrele bien, que se enfría” o “los bebés pierden calor muy rápido”. Y aunque es cierto que los recién nacidos necesitan más abrigo en sus primeras semanas, con el calor de Madrid en julio y agosto, lo que más necesitan es frescura y transpiración.
Los bebés, como las personas adultas, sienten el calor. Y no necesitan llevar gorros, calcetines ni mangas largas cuando el termómetro marca 35 °C. De hecho, un exceso de ropa puede provocar sudoración, irritaciones o incluso un golpe de calor.
Materiales y prendas recomendadas para verano
Optad siempre por ropa de algodón, lino o bambú. Evitad telas sintéticas, aunque sean “monísimas”. Prendas sueltas, ligeras y de colores claros, permiten que el cuerpo respire y se mantenga fresco.
Un body sin mangas, un pelele de algodón o incluso solo el pañal (si estáis en casa o en espacios cerrados y seguros) pueden ser más que suficientes.
Lo que recomiendan nuestras pediatras y educadoras
Rutinas para dormir con altas temperaturas
Dormir bien en verano puede ser un reto incluso para las personas adultas. Para los bebés, que todavía están desarrollando sus propios ritmos de sueño, el calor puede hacer que se despierten con más frecuencia o que les cueste conciliar el sueño.
Controlar el ambiente para mejor descanso
Es necesario asegurar que el espacio donde duermen esté bien ventilado, con temperatura controlada y sin corrientes directas. Además, utilizamos sábanas de algodón, evitamos sobreabrigarles, y ajustamos las siestas según lo que observamos en cada peque.
En casa, podéis seguir un ritual relajante con un baño templado, una canción suave o un cuento. A veces, lo más sencillo es lo más efectivo.
Juegos de agua seguros y creativos para bebés
El agua es una gran aliada para combatir el calor, y además es una fuente maravillosa de estimulación sensorial. Podemos diseñar juegos de agua que no solo refrescan, sino que también ayudan a los bebés a explorar texturas y movimientos.
Por ejemplo, bandejas con esponjas mojadas o piscinas portátiles con juguetes blanditos. Todo siempre bajo supervisión directa, en grupos reducidos y con medidas de seguridad específicas. Y, por supuesto, con una sonrisa en la cara, que el verano también es para disfrutarlo.
¿Queréis que este verano vuestros pequeños y pequeñas estén en las mejores manos?
En El Mundo de Mozart, seguimos abiertos en julio y agosto con nuestro Summer Camp, una experiencia diseñada especialmente para los meses de calor.
Vuestros hijos e hijas disfrutarán de actividades frescas, juegos de agua, estimulación sensorial y rutinas adaptadas al verano, siempre en un entorno seguro, afectuoso y muy divertido.
Si estáis buscando un lugar donde vuestros peques estén bien cuidados mientras vosotras y vosotros conciliáis trabajo y familia, venid a conocernos.
Os invitamos a visitar nuestras instalaciones, hablar con nuestro equipo y descubrir cómo hacemos del verano una etapa tan enriquecedora como el resto del año.
¡Solicitad vuestra visita sin compromiso y aseguraos una plaza para este verano!