Importancia de la hidratación en niños pequeños

Niña pequeña con camiseta de rayas azul marino y blancas, bebiendo de un vaso plástico verde. Está sentada en una silla y mira hacia arriba mientras sostiene el vaso con ambas manos.

En las épocas de calor, mantener a hijos e hijas hidratados no es solo una cuestión de salud: es casi una misión diaria. Pero incluso en los meses más frescos, el agua sigue siendo fundamental para su bienestar, aunque no siempre le demos la importancia que merece.

En El Mundo de Mozart, nos tomamos muy en serio este aspecto del cuidado infantil porque sabemos que una buena hidratación es esencial para el aprendizaje, el estado de ánimo y el desarrollo físico y emocional de niños y niñas, especialmente en la primera infancia.

El agua: mucho más que una bebida refrescante

Parece obvio, ¿verdad? El agua es vida. Pero a veces se nos olvida que, en el caso de los más pequeños, su cuerpo contiene una proporción aún mayor de agua que el de los adultos, lo que les hace más vulnerables a la deshidratación.

El agua ayuda a regular la temperatura corporal, favorece la digestión y es clave para que el cerebro funcione a pleno rendimiento. Un peque bien hidratado estará más despierto, alegre y receptivo a todo lo que le rodea.

Una hidratación adecuada puede prevenir estreñimiento, infecciones urinarias y hasta algunos resfriados al mantener las mucosas hidratadas y preparadas para defenderse. Parece magia, pero no lo es, es ciencia… ¡y sentido común de madre y padre!

¿Cuánta agua deben tomar los niños y niñas según su edad?

Una de las preguntas que más nos hacen las familias cuando hablamos de hidratación en nuestra escuela es: “¿Pero cuánta agua tiene que beber mi hija al día?” Y la respuesta no es única porque cada peque es un mundo, pero sí hay orientaciones que nos ayudan a saber si vamos por buen camino.

Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, se recomiendan 1.300 ml/día para niños y niñas de 2 a 3 años (EFSA, 2010).

Trucos para que los niños tomen agua sin protestar

Sabemos que no siempre es fácil. A veces, cuando no quieren agua, lo que realmente necesitan es que les ofrezcamos alternativas que hagan el momento más atractivo:

  • Vasos con sus personajes favoritos
  • Pajitas reutilizables de colores
  • “Brindis” con sus compañeros y compañeras (“¡A vuestra salud!”)

Y, sobre todo, el ejemplo. Si nos ven a nosotros y nosotras bebiendo agua con normalidad, les parecerá algo natural, divertido… y hasta “de mayores”.

¡Fuera zumos y refrescos! Cómo enseñarles a valorar el agua

Sabemos que el zumito de naranja o ese batido de chocolate pueden parecer más apetecibles, pero si abusamos de ellos, el paladar de los niños se acostumbra al sabor dulce. El agua no compite con el azúcar, pero sí puede ganar si la presentamos con cariño, constancia y coherencia.

Bebé sentado en una silla alta mientras bebe de un vaso entrenadora color naranja con tapa. Lleva puesto un babero naranja con borde de rayas y una camiseta celeste.

¿Cómo lo fomentamos en El Mundo de Mozart?

En nuestra escuela infantil, entendemos que la educación en hábitos saludables comienza desde los primeros meses de vida. Y el consumo de agua es uno de los pilares de ese aprendizaje diario. No se trata solo de ofrecer agua, sino de convertirla en parte natural de su rutina, sin imposiciones ni castigos, sino con alegría y constancia.

Hábitos saludables desde la cuna

Cuando un peque se integra en nuestra escuela, sea cual sea su edad, comenzamos a trabajar el hábito de beber agua de forma regular y autónoma. Usamos vasos adaptados, botellitas personales y hasta pequeñas canciones que les recuerdan que es hora de hidratarse.

A través de estos pequeños gestos, el agua se convierte en algo más que un líquido: es parte de su día a día emocional y físico.

Además, si vemos señales de calor o cansancio, ofrecemos agua extra, y las educadoras están muy atentas a que cada niño y niña haya bebido lo suficiente, especialmente en días calurosos.

Nuestra rutina durante las olas de calor en Madrid

Cuando el calor aprieta (que en Madrid no es poca cosa), tomamos medidas especiales:

  • Refrescamos las aulas y evitamos las horas de más sol
  • Damos agua con más frecuencia, incluso sin esperar a que tengan sed
  • Reforzamos el consumo de frutas con alto contenido en agua (como sandía, melón o pepino)
  • Organizamos juegos tranquilos en interior para evitar sudoración excesiva

Con todo esto, logramos que niños y niñas se mantengan bien hidratados sin convertirlo en una “lucha diaria”, sino en una costumbre amable y positiva.

Reflexión final: cada sorbo cuenta

Al final del día, lo que más queremos quienes educamos —ya sea en casa o en la escuela— es que nuestros peques crezcan sanos, felices y con buenos hábitos que les acompañen toda la vida. Y enseñarles a beber agua cuando tienen sed (y también cuando no) es un gesto pequeño, pero con un impacto enorme.

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🎒 ¡Os esperamos con los brazos abiertos y los vasos llenos de agua fresquita!

Referencias

EFSA Panel sobre Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias (NDA); Opinión Científica sobre los Valores Dietéticos de referencia para el agua.  Revista EFSA 2010; 8(3):1459. [48 pp.]. doi:10.2903/j.efsa.2010.1459. Disponible en internet: www.efsa.europa.eu

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